14 mayo, 2008

Osvaldo Bazán y yo 100% identificada

Vos porque no tenés hijos
Padres: la responsabilidad es de ustedes. Son ustedes quienes no saben decir no. Tampoco saben decir sí. Y no tienen idea de por qué decir sí o por qué decir no. Sin embargo, están tan enceguecidos con el mandato milenario de la santidad de la maternidad y la paternidad que nunca se van a hacer cargo. De acuerdo, a muchos de ustedes casi lo único que les pasó en la vida es ser madre o padre. (Al menos es lo que se puede colegir de las conversaciones de cumpleaños de gente de mi edad: aviso, no me inviten a cumpleaños de gente de mi edad, no pienso soportar una conversación más sobre cuotas de colegio, color y consistencia de la caquita mañanera o precios y marcas de óleo calcáreo.) Pero ¿vieron a sus hijos?; ¿los vieron como los vemos todos los que no somos padres de sus hijos?; ¿no les dan un poco de vergüenza? De acuerdo, no lo confiesen pero ¿no les dan un poco de vergüenza a veces? Bueno, debería. Todos esos chicos que se revientan a navajazos, todas esas nenas que tienen como único norte cantar las canciones de Patito feo y mostrar lascivamente tetitas que no tienen, todos esos nenes discriminadores, groseros, brutos, sobreinformados de la nada, maleducados: son su obra. No es la televisión, no son las maestras, no es Cristina. Son ustedes. Padres y madres argentinos que no saben serlo, que se quedan cortos de autoridad y largos de desconcierto. Son ustedes. Los padres. Que no son los reyes. Los reyes son los nenes y hacen lo que se les canta y nosotros, que no tenemos hijos por decisión propia, no queremos ser sus súbditos. Hay una edad –que pasé hace un tiempo– en que uno no es padre. Así, sencillamente. Uno viene siendo un joven, pasa a ser un adulto y ahí ya tiene que explicar que no, que no tiene hijos. Que no es padre. Quienes no tienen padres son huérfanos. Quienes no tienen hijos no tienen nombre. No tenemos nombre. No hay nombre para designar a aquellas personas que, llegadas a la edad en que la que podrían serlo, no son padres. ¿Por qué? Parece que a algunas mayorías les resulta difícil aceptar que algunos no queremos ser padres o madres. Que pensamos que es un trabajo para el que no estamos capacitados, que el mundo continuará andando porque la cosecha de hombres y mujeres nunca se acaba, pero que nosotros, mejor, contribuimos de otra manera. Sin embargo, está lleno de padres por default. Son mayoría. No los que se cuestionaron para qué traer –más allá del egoísmo de sentirse alguien– una persona a este mundo que todo el tiempo está avisándote que no necesita a nadie más, sino quienes ni se plantean que están fabricando más gente de la que el planeta quiere soportar. La naturaleza, que tanto pregonan, no sabe cómo hacer para decirles que basta, que hay que parar de tener hijos por dos años. Están convencidos de que son moralmente mejores por haber traído esos delincuentes juveniles a este mundo. Sean las retenciones, la legalización de la marihuana, la violencia en el fútbol o las peleítas mediáticas del momento, nunca falta el superhombre o la supermujer que amonesta: “Vos porque no tenés hijos”. Una descalificación que te deja afuera de cualquier discusión y que se basa en la creencia chunga de que para ser un ser humano completo hay que dejar descendencia bípeda. Ya está, ya le dieron al mundo un vástago: cumplieron. Y desde esa maternal/paternal superioridad te quieren hacer sentir un obtuso. Nadie los preparó para asumir la tarea en la que pierden sus mejores años: en general les sale mal, les tiran sus traumas a los chicos, los hacen competir carreras personales, no los tienen en cuenta, los muestran como toros campeones en una exposición y, horror, los padres que son músicos, les escriben a sus hijos canciones horribles que después todos tenemos que escuchar por la radio. Y se convierten en personas mezquinas y poco solidarias: tienen que pensar en su familia, en sus hijos. Hacerlo “por los hijos” justifica cualquier agachada: “No puedo hacer paro, tengo hijos”. “Te tuve que deschavar, tengo hijos”. “No, yo no puedo, tengo hijos”. ¿Y yo qué culpa tengo? ¿Por qué trasladan la responsabilidad a todo el grupo? ¿Quién te obligó a convertirte en padre, a no ser tu propia falta de objetivos mejores? No se consideran completos sino tienen hijos, pero después los tienen y no saben para qué. No saben educarlos ni prepararlos para casi nada. No saben ganarse su respeto y, muchas veces, ni siquiera su cariño. Paren de tener hijos por dos años. Van a ver que se pone bueno. Te lo digo yo, que no tengo hijos.

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